miércoles, 4 de marzo de 2009

EL MAYOR MILAGRO, LA RESURRECCION


EL SEPULCRO VACÍO.




Mateo 28:1-7; Lucas 24: 1-12; Mateo 16:1-8.

Las mujeres descubren que el sepulcro está vacío (Mateo 28: 1-8; Marcos 16: 1-8; Lucas 24: 1-8).

Es conmovedora la escena de las mujeres encaminándose al sepulcro en la madrugada del primer día de la semana. Llevaban especies aromáticas de las que se emplean para embalsamar los cuerpos de los difuntos. Ellas creían que el apresurado embalsamiento que había realizado José de Arimatea y Nicodemo no era satisfactorio.
Deseaban ungirlo ellas mismas como tributo final de su amor.

Con la muerte del maestro no solo habían perdido a su amigo más querido, sino también sus caras esperanzas. La tristeza le impedía recordar que el Maestro les había dicho que el volvería después de su muerte. En el camino se preguntaban quién removería la pesada piedra que cubría el sepulcro. Al igual sucede hoy en día nos vivimos preocupando por los grandes obstáculos en el camino de nuestra fe, sin tomar en cuenta que nuestro Dios está vivo y presto a socorrernos en nuestra vida.

Antes de que ellas llegaran al sepulcro ya el Señor había resucitado, no se sabe cómo sucedió tan grande acontecimiento, ya que ninguno de los evangelistas lo relata. Mateo lo único que dice es que hubo un gran terremoto. La tierra fue sacudida y un ángel hizo rodar la piedra; su aspecto era resplandeciente y glorioso. Pero esto no lo hizo el ángel para que el Señor saliera, sino para demostrar que el sepulcro estaba vacío. Que su cuerpo invisible, silenciosa y maravillosamente esta vivificado. Los guardas se estremecieron de terror, pero ninguno fue testigo de la resurrección. Solo contemplaron el terremoto y la acción del ángel.

No cabe duda de la misión de los ángeles en los acontecimientos de Jesús, ellos anunciaron su nacimiento a José y a María, también las buenas nuevas a los pastores, ministraron a cristo en las tentaciones en el desierto. Ahora estuvieron en su salida del sepulcro y les anunciaron a las mujeres su resurrección.

Ellas ingresaron, pero ya su cuerpo no estaba, en su lugar lo que vieron fue a los ángeles, con un aspecto de hombres jóvenes y se asustaron. El hecho no es que hubiera ángeles ahí, sino el poder demostrarles a las mujeres que el Señor ya no estaba, sino que había resucitado.

El mensaje de los ángeles instó a las mujeres a hacer tres cosas:

a- Creer. Todo era tan sorprendente, difícil de creer, algo demasiado hermoso para ser cierto. Por eso el mensajero celestial les recordó la promesa del Señor Y les hizo ver que el sepulcro estaba vació.

b- Alegrarse. El ángel les dijo. “No temáis “, pero la primera palabra del Cristo resucitado es el saludo griego jairéte, correspondiente al familiar shalom, el saludo cotidiano de los judíos piadosos. Se podría traducir como “ ¡ Salve ! “, “ ¡ Paz a vosotros ! “, “ ¡ Dios os guarde ! “ o “ ¡ Dios os salve !; el saludo griego significa literalmente “¡Alegraos! “. Todos los que han tenido un encuentro con Cristo resucitado tienen todas las razones para vivir con alegría

c- Comunicar. “Id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos “. “¡Ve a proclamar ¡“ es la primera orden que recibe todo aquel que ha descubierto las maravillas de Jesucristo.

La orden enviada a los discípulos de ir a Galilea, con la alentadora promesa “Allí me verán “ (Mateo 28:7, 10) tiene que ver con la gran comisión. Allí se les aparecerá Jesús a un grupo de los discípulos (1 corintios 15: 6). Sin embargo, no era una orden que habían de cumplir de inmediato. Más bien insiste en lo importante que va a ser su manifestación en Galilea. “están dispersos y deben congregarse. Su fe está quebrantada. Debe ser restablecida con la gran noticia “Entonces estarán en condiciones de recibir el mandato de evangelizar el mundo entero.


Pedro y Juan van al sepulcro (Lucas 24: 9-12).
Después de escuchar las palabras del ángel, las mujeres se apresuraron a informar a los demás discípulos. Ellas a pesar de lo sobrenatural se alegraron del triunfo del Señor sobre la muerte. La expresión “ni decían nada a nadie “ (Marcos 16:8) significa que “no hablaron con ninguno de los que encontraron en el camino, por estar demasiado embargadas con el temor producido por lo que había ocurrido “. Les llevaban el mensaje a los seguidores del Señor.

Cuando los discípulos se enteraron “les parecía locura “, no lo creían. Su actitud deshace la teoría modernista del hecho de que los discípulos estaban demasiado ansiosos por presenciar la resurrección, lo que causo alucinaciones, y se imaginaron que El se les había aparecido.
Los discípulos pensaban que el sepulcro había sido saqueado (Juan 20:2). Lucas nos dice que Pedro corrió hasta éste, pero Juan 20:1-10 agrega más detalles. “Salieron Pedro y el otro discípulo (Juan) y fueron al sepulcro. “Aquel discípulo al que amaba Jesús llegó primero, pero fue Pedro quién entró al sepulcro. Allí vio los lienzos que habían envuelto a Cristo. Estos conservaban su forma, pero estaban caídos en su lugar. Su disposición demostraba que los ladrones no habían llegado al cuerpo.


Las autoridades sobornan a los centinelas. ( Mateo 28: 11-15 )

Es probable que los guardias del sepulcro fueran los soldados de la guardia del templo, y por eso a los principales sacerdotes les fue posible convencer al gobernador para que no les ejecutara por haber descuidado la vigilancia. Entonces se comenzó a difundir la mentira de que los discípulos habían robado el cuerpo de Jesús, envenenando al pueblo.

Esto pone de relieve la obcecación de los miembros del Sanedrín, para que no creyera que Jesús había resucitado de los muertos. Esto demuestra que vieron la verdad pero la rechazaron vehementemente. El pueblo creyó la mentira. “La luz vino al mundo y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas “.



Jesús se aparece a los suyos.

Mateo 28: 8 -10; Marcos 16: 9-11; Lucas 24: 13-43.

El sepulcro vacío y el mensaje de los ángeles no bastaron para convencer a los discípulos de que Jesús había resucitado. Era necesario que contemplasen al Cristo viviente, que éste le hablase, y que ellos lo palpasen.


1. Se aparece a María Magdalena y a la otra María (Mateo 28:9-10; Marcos 16: 9).

Al parecer la fe de las mujeres se debilitó, ante la incredulidad de los demás discípulos y posiblemente se hicieran las siguientes preguntas: “¿Nos engaño nuestra imaginación?, ¿Eran verdaderos ángeles los mensajeros que vimos en el sepulcro?, debemos volver al sepulcro para seguir lamentándonos. Entonces María Magdalena y la otra María habrían regresado al sepulcro, llegando ahí poco tiempo después que se marcharan Pedro y Juan. Cerca del sepulcro se les apareció Cristo.
“Y mientras iban a dar las nuevas a los discípulos” (MT 28:8), “Jesús les salió al encuentro, diciendo: ¡Salve!, el saludo común en griego (MT 26:49, 27:29). Con gran humildad y reverencia, aquellas mujeres se postraron, se asieron a sus pies y lo adoraron. Él no las reprendió, aunque le dijo a María Magdalena: “Suéltame, por que todavía no he ido a reunirme con mi Padre” (Jn 20:17, versión Popular). Es posible que María lo asiera de los pies para probar si era cierta la presencia física del Salvador. Esto es reprensible, pues significa falta de fe.
El Señor les repitió de nuevo el mensaje encargado al ángel. Deberían viajar a Galilea para encontrarse allí con Él. Jesús en vez de llamarlos “mis discípulos”, los llama “mis hermanos”, a pesar de que se habían escandalizado por su causa.



2. Se aparece a sus discípulos en Emaús. (Lc 24:13,35).

Dos discípulos se dirigían hacia Emús, población situada a unos once kilómetros de Jerusalén. No se saben quienes eran, salvo que uno de ellos se llamaba Cleofás. Al parecer estaban con los once cuando estos recibieron a las mujeres con la noticia de que el sepulcro estaba vacío y que los ángeles les habían dado un mensaje, ellos no habían creído. La crucifixión y sepultura de Cristo habían destruido completamente sus esperanzas. Toda la desilusión del mundo se podía notar en sus tristes palabras.
No sería raro que Jesús debido a su incredulidad en algunos textos del Antiguo Testamento los hubiera reprendido. Ellos habían aceptado las profecías relacionadas con la gloria del Mesías, no tomando en cuenta las predicciones de su padecimiento.


Nuestro Señor extrajo sus enseñanzas de Moisés y de “todos los profetas” del Antiguo Testamento. Toda la Biblia habla de Él. Ejs Salmo 22:6,9; 110; Isaías 52:13 – 53:13; Zacarías 9:9; 11:12,13; Jeremías 31:31-34.
La expresión “hizo como que iba más lejos” no indica que tuviera la intensión de seguir caminando, pero si lo hubiera hecho, si estos no le decían que se quedara con ellos. No quiso obligarlos a recibirlo. El Señor siempre respeta el libre albedrío del hombre. “Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él” (Apocalipsis 3:20). El no entrara a nuestro corazón si no lo invitamos, esta invitación nos corresponde a nosotros hacerla.
Jesús en la casa de Emaús, se comporta como si fuera el anfitrión, toma el pan y realiza la bendición. En este momento sus dos discípulos lo reconocen, había algo especial en su forma partir el pan.
En este momento Dios les quita el velo de sus ojos, lo reconocen y desaparece de su lado.
Estos hombres se llenan de gozo, olvidan su fatiga y regresan a Jerusalén a comunicar lo sucedido a los Once.
Nosotros al igual debemos compartir nuestro encuentro con el Salvador.
Durante el regreso de estos hombres a Jerusalén, Cristo se le aparece a Pedro y todos sienten gran regocijo.
Aquel Maestro a quien habían seguido no estaba muerto, había triunfado sobre el sepulcro. “sorbida es la muerte en victoria” (I Corintios 15:54).


3. Se aparece a los Once.

Pareciera que en Lucas la primera aparición nos llevara a la ascensión, directamente. Sin embargo en Hechos 1 vemos que entre cada evento hay un periodo de cuarenta días. Es evidente que Lucas condensa los sucesos y enseñanzas (Lc 24:44,49).
“Los Once” es el nombre con que se conocen después de la muerte de Judas.
En la noche del primer día de la semana, cuando Jesús se les apareció solo habían 10, Tomás estaba ausente. Estos estaban reunidos en el aposento alto, conversando sobre lo sucedido, con lo hombres de Emaús.
Tenían las puertas cerradas por temor a los fanáticos judíos. De repente Jesús apareció entre ellos, que se asustaron pensando que era un espíritu, posiblemente Jesús llego hasta ahí sin tocar la puerta. Entonces Él los invita a ver sus cicatrices y palpar su cuerpo.
Parecía demasiado bueno para ser cierto. Al no poder creer lo que estaban viviendo, Jesús pone fin a su incredulidad pidiendo comida y comiendo con ellos.
Recuerda dos aspectos importantes:
a) Nuestro Señor Jesús, es el único profeta del cual se habla en la historia capaz de derramar toda su sangre y morir en una cruz, por la salvación de todo la humanidad, sin importarle, si fueran sus seguidores o no. Él lo hizo por todos, para que recibieras tu salvación y la vida eterna por gracia, esto significa que a nosotros nuestra salvación no nos costó nada; Él por ti, entregó su vida y lo único que te pide es que le abrás tu corazón para Él morar en tu vida.
b) En la actualidad escuchamos, o tratan de convencernos con la idea que Jesús es solo un "profeta mas" o un "iluminado más" o un "maestro más", pero te recuerdo algo Jesús ha sido, es y será el único capaz de vencer la muerte, el único capaz de regresar de los muertos y con una condición que lo hace más especial: CON SU MISMO CUERPO, Él no ha necesitado, ni necesito reencarnar, ni de un proceso evolutivo para alcanzar la perfección; pués, la perfección es Él.
Jesús es el Rey de Reyes y Señor de Señores; Maestro de Maestros y nunca nadie podra ni siquiera tratar de igual su obra en la Tierra.
Jorge Madrigal Quirós
911 Salvación, Rescatando tu vida para Cristo.

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