Los Fariseos.
Parece que recibieron nombre como un apodo sarcástico derivado del vocablo hebreo “perusin” (separados). Formaban la secta más grande y de mayor influencia en la época del Nuevo Testamento, y solo ellos sobrevivieron como secta a la destrucción de Jerusalén en el año 70 d.C. Basaban su doctrina en todos los libros del Antiguo Testamento y creían en la existencia de espíritus buenos y malos, la inmortalidad del alma y la resurrección corporal.
A pesar de todo esto, los fariseos atribuían gran importancia a la ley oral, y se deleitaban en obedecer sus innumerables reglas. Al respecto dice Hugger: “Eran separatistas, rígidos y legalistas en sus consignas relativas a la oración, el arrepentimiento y las dádivas caritativas”. Cumplían la letra de
Los Saduceos.
Según la tradición los saduceos tomaron su nombre de Sadoc, sumo sacerdote durante la época de Salomón y David. Eran menos numerosos que los fariseos, pero ejercían el poder político bajo el gobierno de la dinastía de los Herodes. Eran en su mayoría parte de los aristócratas de Jerusalén, y los terratenientes acaudalados. En cuanto a sus doctrinas, solo aceptaban los cinco libros de Moisés y rechazaban la ley oral que apoyaban los fariseos. Puesto que eran racionalistas, negaban las doctrinas de la inmortalidad del alma, de la resurrección y de la existencia de ángeles y demonios. Su religión era poco más que una ética fría. Fue un sumo sacerdote saduceo quien condeno a Jesús, y los saduceos fueron los primeros en perseguir a
Los miembros de esta secta estaban abiertos a la cultura helenística y eran oportunistas, por lo que se aliaban a la fracción dominante para mantener su prestigio e influencia. Se sentían satisfechos con el status quo y deseosos de confraternizar con los romanos. Como se dedicaban mayormente a la interpretación de las leyes rituales referentes al culto, perdieron su razón de ser cuando los romanos destruyeron el templo en el año 70 d.C. Así fue como dejo de existir esta secta religiosa.
Los Zelotes.
Estos constituían un grupo político más que una secta religiosa. Querían libera Palestina por las armas. Este partido revolucionario persuadió finalmente a los judíos a sublevarse contra los romanos, lo cual tuvo como consecuencia final la destrucción de Jerusalén en el año 70 d.C. Simón, uno de los discípulos de Jesús, pertenecía a esta partido.
LOS FARISEOS
El nombre “fariseo” aparece primeramente en el contexto de los primeros reyes sacerdotes asmoneos. La palabra “fariseo” significa separado.
Los fariseos y saduceos aparecen como partidos distintos en la última mitad del siglo II a.C., aunque representan tendencias que se pueden seguir mucho más atrás en la historia del judaísmo, tendencias que se acentuaron después del retorno de Babilonia (
Sufrieron grandemente bajo Antípater y Herodes (Josefo, Guerras de los judíos 1. 647–655), y evidentemente comprendieron que no se puede lograr fines espirituales mediante medios políticos, porque después de la muerte de Herodes algunos de ellos piden un gobierno romano directo. Por la misma razón la mayoría de ellos se opuso a la rebelión contra Roma (66–70 después de Cristo). En consecuencia, Vespasiano favoreció a Yohanán ben Zakkai, uno de los líderes de ellos, y le permitió establecer una escuela rabínica en Jamnia (Yavneh). Para entonces las controversias entre el partido del riguroso Shammai y el del más liberal Hillel habían terminado en un acuerdo, los saduceos habían desaparecido, y los zelotes estaban desacreditados—después de la derrota de Barcoquebá en 135 después de Cristo ellos también desaparecieron de modo que los fariseos se convirtieron en los líderes incuestionados de los judíos. Para el año 200 después de Cristo judaísmo y fariseísmo constituían términos sinónimos.
Para la concepción farisaica de la religión resultaba básica la creencia de que el exilio babilónico tuvo su origen en el hecho de que Israel no guardó
La reprobación de que fueron objeto por parte de nuestro Señor (Hipócrita) tiene que interpretarse a la luz del hecho indudable de que éticamente ocupaban una posición más elevada que la mayoría de sus contemporáneos. El lugar destacado que los fariseos asignaban al diezmo, y su negativa a comprar comestibles a los no fariseos, o a comer en sus casas, por temor a que la comida no hubiese sido diezmada, como ocurría con frecuencia, se debía a las muy pesadas cargas creadas por los diezmos, agregados al régimen impositivo introducido por los asmoneos, los herodianos, o los romanos. Para el fariseo diezmar plenamente constituía una marca de lealtad a Dios.
Los fariseos defendían la doctrina de la predestinación, que estimaban compatible con el libre albedrío. Creían en la inmortalidad del alma, en la resurrección corporal, en la existencia de los espíritus, en las recompensas y en los castigos en el mundo de ultratumba. Pensaban que las almas de los malvados quedaban apresadas debajo de la tierra, en tanto que las de los justos revivirían en cuerpos nuevos Hechos 23:8.Estas doctrinas distinguían a los fariseos de los saduceos, pero no constituían en absoluto la esencia de su sistema. Centraban la religión en la observancia de
Jesús declara que estas interpretaciones rabínicas tradicionales no tienen ninguna fuerza (Mt. 15:2-6). Los primeros fariseos expuestos a la persecución se distinguían por su integridad y valor, eran la élite de la nación. El nivel moral y espiritual de sus sucesores descendió. Los puntos débiles de su sistema se hicieron hegemónicos y les atrajeron duras críticas. Juan el Bautista llamó a los fariseos y a los saduceos «raza de víboras». Jesús denunció su orgullo, hipocresía y su negligencia de los elementos esenciales de la ley, en tanto que daban la mayor importancia a puntos subordinados (Mt. 5:20; 16:6, 11, 12; 23:1-39).En la época de Cristo los fariseos formaban una astuta camarilla que tramó una conspiración contra Él (Mr. 3:6; Jn. 11:47-57). Sin embargo, siempre hubo entre ellos hombres sinceros, como Nicodemo (Jn. 7:46-51). Antes de su conversión, Pablo fue fariseo. Hizo uso de ello en sus discusiones con los judíos (Hch. 23:6; 26:5-7; Fil. 3:5). Gamaliel, que había sido su maestro, era también fariseo (Hch. 5:34).
LOS SADUCEOS
Partido sacerdotal y aristocrático del judaísmo cuyas doctrinas y prácticas eran opuestas a la de los fariseos.
Origen:
Se piensa que el nombre se deriva del sacerdote Sadoc, contemporáneo de David y Salomón (2 S 15.27; 19.11; 1 R 1.8), cuyos descendientes eran considerados como la línea pura (Ez 44.15) y los conservadores del sacerdocio hasta la rebelión de los macabeos. Sin embargo, varias dificultades filológicas e históricas obligan a buscar otra explicación. T.W. Manson propone que la derivación del nombre debería encontrarse en la palabra griega, syndikoi, que significaba “autoridades fiscales” en el estado de Atenas desde el siglo IV a.C. En Israel también los saduceos controlaban los impuestos al principio los saduceos no eran un grupo religioso, pero con el tiempo, para defender sus intereses, apoyaron al sumo sacerdote. Hasta la mitad del siglo I después de Cristo controlaban el sanedrín. Después, al serles quitado el poder secular, primero por los Zelotes y después por los romanos, desaparecieron del judaísmo.
Su Enseñanza
La mayoría de los sacerdotes de los primeros siglos (a.C. y d.C.) pertenecían a esta secta, aunque no todos los saduceos eran sacerdotes. Por lo general constituían un núcleo de personas altamente privilegiadas, por ejemplo, comerciantes ricos y funcionarios gubernamentales. Su actitud hacia las tradiciones de los padres se centró en el mantenimiento del culto en el templo. Su interpretación de
En El Nuevo Testamento
Varias veces los saduceos se aliaron con los fariseos en oposición a Jesucristo (Marcos 11.18, 27; 14.43; 15.1; Lucas 9.22). Sin embargo, el conflicto de Jesús con los saduceos se agudizó mayormente en la última semana de su ministerio, cuando su popularidad entre el pueblo (Marcos 12.12) parecía amenazar la paz de Jerusalén. En cambio el conflicto entre Jesús y los fariseos, debido a la influencia de estos entre el pueblo común, se advierte desde el principio de su ministerio. Los cristianos culparon a los saduceos y a los fariseos de la muerte de Jesús. Fueron ellos los que más intentaron detener el creciente movimiento de la iglesia primitiva (Hechos 4 y 5; 22.5).
Este grupo religioso de judíos, relativamente pequeño, pero importante, porque muchos de ellos eran “Sumos Sacerdotes”. Creían exclusivamente en la ley, y rechazaban todo tipo de tradición oral; niegan la resurrección, la inmortalidad del alma y el mundo espiritual: (Marcos 12:18, Lucas 20:27, Hechos 23:8).Fueron denunciados por Juan Bautista y por Cristo: (Mateo 3:7, 16:6, 11,12). Ellos se opusieron a Cristo y a su Iglesia: (Hechos 5:17,33). Apoyaron a los Macabeos en su lucha para liberar materialmente a Israel.
Los modales de los saduceos eran bastante groseros, eran descorteses con sus iguales como si estos fuesen extranjeros, y consideraban una virtud disputar con sus maestros. No tenían seguidores entre las masas populares, sino solamente entre los de buena posición económica. Eran más severos en sus juicios que otros judíos. Muchos de los sacerdotes, aunque no todos, eran saduceos; pero casi todos los saduceos parecen haber sido sacerdotes, especialmente de las familias sacerdotales más poderosas. Bajo los primeros asmoneos algunos saduceos desempeñaron cargos en la gerousia (cuerpo de
“ancianos”, “senado”, o “sanedrín”).
La marca religiosa de los saduceos fue su conservadurismo. Negaban la validez permanente de toda ley que no formara parte de los escritos del Pentateuco. Rechazaban las doctrinas tardías del alma y su existencia en el más allá, la resurrección, las recompensas y retribuciones, los ángeles y los demonios. Creían que no existía el destino, que el hombre podía elegir libremente entre el bien y el mal, y que la prosperidad y la adversidad eran resultado de las propias acciones del hombre.
LOS ZELOTES
(griego zeµloµteµs). A uno de los doce apóstoles se le llama Simón el Zelote (Lc. 6.15; Hch. 1.13; ya sea a causa de su temperamento celoso o apasionado o por alguna asociación con el partido de los zelotes (Cananita). Pablo dice de sí mismo que fue celoso en lo religioso (Hch. 22.3; Gá. 1.14), y a los muchos miembros de la iglesia de Jerusalén se los describe como “celosos por la ley” (Hch. 21.20).
El partido de los zelotes, descrito por Josefo como la “cuarta filosofía” entre los judíos. Se les llamaba zelotes porque seguían el ejemplo de Matatías y sus hijos y seguidores, que manifestaron celo por la ley de Dios cuando Antíoco IV intentó suprimir la religión judía (1 Mac. 2.24–27), y el ejemplo de Finees, que evidenció un celo parecido en momentos de apostasía en el desierto (Nm. 25.11; Sal. 106.30.
El movimiento, no mencionado como tal en el Nuevo Testamento, comenzó cuando Judas el galileo encabezó una sublevación contra los romanos en el año 6 después de Cristo (Hch 5.37), considerándose el sucesor espiritual de los macabeos. Cuando aplastaron la sublevación, los zelotes quedaron como el ala extremista de los fariseos, dispuestos a recurrir a las armas antes que pagar tributo.
Los zelotes tomaron parte activa en la gran rebelión de 66–73 después de Cristo en contra de los romanos, siendo los últimos en ser reducidos en su fortaleza de Masada, cerca del mar Muerto, recientemente investigada por los arqueólogos. Simón debe de haber sido miembro del partido antes de acudir a Jesús. El fanatismo de los zelotes contribuyó a desencadenar la guerra entre judíos y romanos.
Los zelotes eran vistos como un partido de patriotas judíos militantes del primer siglo. Su movimiento comenzó con Judas de Galilea en los días de Quirino como una oposición clandestina al poderío romano. Ellos sostenían que la violencia era justificada si libraba a la nación de sus opresores extranjeros. Josefa los describió como fanáticos cuyas extravagantes demandas y destemplada imprudencia se transformaron en
obstáculos para su propia causa.
En doctrina eran muy parecidos a los fariseos a causa de su interpretación nacionalista en extremo del Antiguo Testamento, y en espíritu eran como los macabeos. Su intenso deseo de un reino independiente pudiera, haber llevado a algunos de ellos a buscar la compañía de los discípulos de Jesús. Por lo menos a uno de ellos, Simón, se distingue de Simón Pedro por ser llamado “el zelote” (Lc. 6:15; Hch. 1:13).
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