jueves, 30 de julio de 2009

Los Nombres de Dios.

Antiguo Testamento.

El

Este era un nombre utilizado para identificar la divinidad en todo lenguaje semítico, es probable que se derive de un término cuyo significado es “poder” o “preeminencia”. No obstante, no se sabe con certeza su verdadera procedencia. Puesto que era de uso común en varias culturas y religiones, se puede clasificar como un término genérico para hablar de “Dios” o de un “dios” (según el contexto, puesto que las Escrituras hebreas no hacen distinción entre letras mayúsculas y minúsculas).

Para Israel, solo existía un Dios verdadero; por tanto, el uso del nombre genérico que hacían otras religiones era vano y vacío.

El Elohé Yisra’el

Debido a lo anteriormente mencionado, que el uso del nombre genérico para nombrar a Dios era vano y vacío para el pueblo de Israel y puesto que debían creer en un solo Dios verdadero se utilizaba este nombre cuyo significado es: “Dios, el Dios de Israel”, o posiblemente “Poderoso es el Dios de Israel”

(Gen 33:20).

En la Biblia se hace con frecuencia el uso de nombres compuestos a partir de éste (El):

a) “El de la gloria”: (Salmo 29:3)

b) “El del conocimiento”: (I Samuel 2:3)

c) “El de la salvación”: (Isaías 12:2)

d) “El de la venganza”: (Salmo 94:1)

e) “El, el grande y temible”: (Nehemías 1:5; 4:14; 9:32; Daniel 9:4)

Elohim

Es la forma plural y se encuentra casi tres mil veces en el Antiguo Testamento, y por lo menos dos mil trescientas de estas citas se refieren al Dios de Israel (Gen 1:1; Salmo 68:1). No obstante, el termino Elohim tenía un significado lo suficientemente amplio para referirse también a los ídolos (Éxodo 34:17), a los jueces (Éxodo 22:8), a los ángeles (Salmo 8:5), o a los dioses de las demás naciones (Isaías 36:18; Jeremías 5:7). La forma plural, cuando se refiere al Dios de Israel se puede entender (Los judíos y la mayoría de los teólogos liberales la entienden como un “plural intensivo” o “plural mayestático”; sin embargo, desde el punto de vista gramatical, no hay una base real para esto. El plural podría estar reflejando la Trinidad), como una forma de expresar el pensamiento de que la plenitud de la divinidad se encuentra dentro del único Dios verdadero, con todos sus atributos, personalidades y poderes.

Eloá

Sinónimo de Elohim en su forma singular, que también se suele traducir sencillamente como “Dios”. El examen de los pasajes bíblicos sugiere que este nombre tomo un nuevo significado: el de reflejar la capacidad de Dios para proteger o destruir (según el contexto particular).

Se usa de manera paralela a “roca” como refugio (Deut. 32:15; Salmo 18:35; Isaías 44:8).

Los que hallan refugio en Él descubren que Eloá es un escudo protector (Prov. 30:5), pero es también el terror de los pescadores (Salmo 50:22; 114:7; 139:19). Por tanto este nombre es un consuelo para quienes se humillan y buscan refugio en Él, pero produce terror en aquellos que no se hallan en una relación correcta con Él.

Es un nombre que se presenta como un reto para que el pueblo decida que aspecto de Dios quiere experimentar, porque “bienaventurado es el hombre a quien Dios (Eloá) castiga” (Job 5:17). Job finalmente decidió reverenciar a Dios en su majestad y arrepentirse ante su poder (37:23; 42:6).

El Shaddai

Este fue el nombre con que se identificó por primera vez, cuando llegó el tiempo de renovar su pacto con Abram (Gen 17:1).

Shaddai procede de una palabra antigua que significa “montaña”. El Nuevo Testamento la traduce como pantokrátor: “Todopoderoso, omnipotente”.

Parte del contexto bíblico sugiere que Shaddai conlleva la imagen de uno capaz de devastar y destruir.

Los traductores han optado generalmente por el “todopoderoso” o el “omnipotente”, en reconocimiento a la capacidad de El Shaddai, tanto para bendecir, como para devastar, según convenga, puesto que ambos poderes se hallan dentro del carácter y el poder de ese nombre.

El Elyón

Dios Altísimo, exalta su naturaleza. Elyón es un adjetivo superlativo construido a partir de un verbo que significa “subir”, con lo que da la idea del “más alto de todos” el “altísimo”, el “exaltado”. (Gen 14:22; Num 24:16; Deut. 32:8).

El Olam

Dios “perpetuo” o “perdurable”, representa la naturaleza eterna de Dios. Cuando Abraham se estableció por largo tiempo en Beerseba, “invocó allí el nombre de Jehová Dios eterno” (Gen 21:33; Salmo 90:2).

Elohim Yishenu

“Dios, salvación nuestra”; todos los que viven bajo el peso del pecado y necesitan ser liberados de él, pueden invocar a Dios con este nombre

(1 Crónicas 16:35; Salmos 65:5; 68:19; 79:9).

Yahwé

Nombre personal de Dios, en este nombre Dios se revela a si mismo exaltado en un trono real, confirmando su majestad.

El nombre Yahwé, aparece 6828 veces en 5790 versículos del Antiguo Testamento y es la forma más frecuente de llamar a Dios en la Biblia. Es probable que este nombre se derive del verbo hebreo Hawá o hayá que significa “llegar a ser”, “suceder” o “estar presente”.

Ehyé asher ehyé

Cuando Moisés se enfrentó al dilema de convencer a los esclavos hebreos para que lo recibieran como mensajero de Dios, le preguntó su nombre. La forma que toma la pregunta indica en realidad que busca una descripción de su personalidad, no un título (Éxodo 3:11,15). Moisés no estaba preguntando: “¿Cómo te puedo llamar?”, sino “¿Cuál es tu personalidad, cómo eres?” Dios le respondió: “Yo soy el que soy” o “Yo seré el que seré”.

Esta forma hebrea indica que es y está en acción, en Éxodo 3:12, Dios dice: “Yo estaré contigo” (hebreo ehyé imaj). Vemos así que el nombre divino no comprende solamente el hecho de ser, si no también la existencia de un propósito y una acción.

YHWH

Seguido del acontecimiento anterior, Dios se identifica como el Dios de Abraham, Isaac y Jacob que deberá ser conocido como YHWH (esta palabra se escribía así debido a que en los tiempos del Antiguo Testamento, el alfabeto hebreo contenía veintidós consonantes, sin ninguna vocal. Por lo tanto, el texto original decía YHWH, que probablemente se pronunciaría “Yahwé”, aunque los judíos lo pronunciarían Yahú más tarde en Egipto). Esta expresión hebrea con 4 consonantes es conocida como el “tetragrámaton” y en muchas traducciones aparece traducida como “el Señor”, aunque en realidad, su señorío no es un aspecto esencial en el término. Es más bien una declaración de que Dios existe por sí mismo (el YO SOY o YO SERÉ), que hacen que existan todas las cosas, y ha decidido estar fielmente presente en medio de un pueblo que ha llamado para sí.

Con este nombre se dio una circunstancia en donde los escribas y rabinos mal interpretaron el tercer mandamiento “No tomarás el nombre de Jehová, tu Dios en vano”, e inicialmente los escribas escribían la palabra hebrea Adonai, “amo”, “señor” al margen del rollo cada vez que aparecía la palabra JHWH en el texto inspirado de las Escrituras. Por medio de señales escritas, se le indicaba a todo el que leía en público el rollo que leyera el Adonai que había en la nota marginal, en lugar de leer el nombre santo en el pasaje bíblico. La teoría detrás de esto es que no se podía tomar el nombre de Dios en vano, ni siquiera se pronunciaba. Sin embargo, este mecanismo no era a prueba de errores, y algunos lectores sin darse cuenta pronunciaban el nombre durante la lectura pública de la Biblia en la sinagoga. Con todo, la gran reverencia que tenían por el texto, impidió que los escribas y fariseos se decidieran a quitar el nombre hebreo YHWH y lo reemplazaran por el término inferior Adonai (los traductores de la Septuaginta no tuvieron en cuenta esta reverencia, puesto que adoptaron la lectura marginal y reemplazaron el tetragrámaton con la palabra griega Kyrios “amo”, “dueño”, “señor”).

Los rabinos terminaron por aceptar que se incluyeran signos vocálicos en el texto hebreo. Tomaron las vocales de la palabra Adonai, las modificaron para que cumpliesen las exigencias gramaticales de las letras de la palabra JHWH, y las insertaron entre las consonantes de dicho nombre divino, creando la palabra YeHoWaH. Las vocales les recordarían entonces a los lectores que debían leer Adonai. Algunas Biblias transliteran esta palabra como “Jehová”, perpetuando de esta forma una expresión que se ha convertido en vocablo aceptado.

Al llegar los tiempos del Nuevo Testamento, el nombre había quedado envuelto en el secreto, y la tradición de reemplazar el nombre inefable con el sustituto de “Señor” fue aceptada por los escritores del nuevo testamento (lo cual continúa en muchas traducciones modernas de la Biblia, como la KJV, la NIV, la NKJV en inglés y la versión popular en castellano). Esto es aceptable, pero debemos enseñar y predicar que la personalidad del “Señor –Yahwé-Yo soy-Yo seré” consiste en una presencia activa y fiel.

Yahwé Sabaoth

Diversas versiones lo traducen como “el Señor Todopoderoso”, aunque RV traduce siempre como “Jehová de los ejércitos”. Es la afirmación de que Yahwé era el verdadero caudillo de los ejércitos de Israel, y lo es también de las huestes celestiales, tanto ángeles como estrellas, al gobernar universalmente como el general en jefe de todo el Universo.

En el Oriente Medio antiguo, el rey era también el dirigente de todas las operaciones militares. Por tanto, este título de Yahwé Sabaoth es otra forma de exaltar la realeza de Dios (Salmo 24:9,10).

La autorrevelación de Dios está relacionada con su intención de habitar en medio de los humanos. Él desea que esta realidad y este esplendor sean conocidos, pero esto solo es posible cuando las personas toman en consideración la asombrosa calidad de su santidad y se proponen hacer en fe y obediencia que esa personalidad se manifieste en ellas. El anhelo de Dios es que todas las personas reconozcan de buen grado su gloria. Él ha habitado progresivamente en gloria entre su pueblo, primeramente en el pilar de fuego y nube, después en el tabernáculo, en el templo de Jerusalén, en la carne como su Hijo, Jesús de Nazaret y ahora en nosotros por su Santo Espíritu. Ahora todos podemos saber que somos templo del Santísimo Espíritu de Yahwé (I Cor. 3:16,17).

Yahwé Yiré

Abraham llamó a Dios “Jehová proveerá” (Gen 22:7,8), en el momento en que iba a sacrificar a su hijo Isaac y Dios le proveyó de un cordero para sacrificar y evitar la muerte de su hijo Isaac.

A pesar de todo, la fe de Abraham fue más allá de una simple confesión positiva sobre Dios como proveedor material. Su Dios estaba personalmente interesado en el problema, y dispuesto a estudiarlo para resolverlo. El problema se resolvió al proporcionar Él un sustituto para Isaac como sacrificio agradable. Después de este hecho, podemos testificar que Yahwé es realmente providente.

Yahwé Shamá

Yahwé allí”, sirve como promesa de la presencia y el poder de Yahwé en la cuidad a la que profetiza Ezequiel, al colocar su nombre en ella (Ezequiel 48:35).

Yahwé Osenu

“Jehová nuestro hacedor”, es una declaración de su capacidad y disposición para tomar las cosas que existen y hacerlas útiles (Salmo 95:6).

Yahwé Rof’eka

En el desierto los hebreos experimentaban a “Jehová tu médico” o “Jehová tu sanador”, si escuchaban y obedecían sus mandatos (Éxodo 15:26). De esta forma pudieron evitar las plagas y enfermedades de Egipto y permanecer físicamente íntegros. El Señor por su propia naturaleza, es el sanador de aquellos que se someten a su poder y voluntad. La forma Jehová rafá no se halla en la Biblia. Rafá significa “Él sanó” o “Él solía sanar”. Rof’eka combina rofé, un participio que se traduce como “médico” en Jeremías 8:22 y ka, pronombre posesivo “tuyo” o “tú”.

Yahwé Nisí

Cuando Dios guió victoriosamente a Moisés e Israel contra los amalecitas, Moisés erigió un altar dedicado a Yahwé Nisí, “Jehová es mi estandarte” (Éxodo 17:15). El estandarte era una bandera que servía como punto de reagrupamiento a lo largo de la batalla o de cualquier otra acción en común. Esta función de estandarte en lo alto aparece de manera tipológica en la acción de levantar la serpiente de bronce en un mástil, y en el Salvador, quien serviría como insignia a los pueblos, mientras atraía a todas las naciones hacia sí (Num. 21:8,9; Isaías 62:10,11; Jn . 3:14; Filip. 2:9).

Yahwé Shalom

Cuando Dios le habló palabras de paz a Gedeón, éste levantó un altar a Yahwé Shalom, “Jehová es paz” (Jueces 6:24). La esencia del termino bíblico shalom es la idea de plenitud, integridad, armonía, realización en el sentido de tomar aquello que está incompleto o hecho añicos, y hacerlo completo por medio de un acto soberano. Podemos enfrentarnos a retos difíciles, como lo hizo Gedeón al enfrentarse a los madianitas, sabiendo que Dios nos concede la paz porque esa es una de las formas en que Él manifiesta su naturaleza.

Yahwé tsid’kenu

Cuando Jeremías profetizó sobre un rey que vendría, la rama justa de David que Dios levantaría, el nombre por el que sería conocido este rey fue revelado como Yahwé tsid’kenu, “Jehová justicia nuestra” (Jeremías 23:6; 33:16). Forma parte de la naturaleza de Dios actuar en justicia y juicio mientras obra para colocarnos en una posición correcta con respecto a sí mismo. Él se convierte en la norma y regla por la cual podemos medir nuestra vida.

Yahwé Roí

El pueblo de Dios necesita un protector y proveedor, así que Él se ha revelado a sí mismo como Yahwé Roí, “Jehová es mi pastor” (Salmo 23:1). Todos los aspectos positivos del pastoreo en el antiguo Oriente Medio se pueden encontrar en el Señor fiel (guiar, alimentar, defender, cuidar, sanar, adiestrar, corregir y estar dispuesto a morir en el intento, si es necesario).

Dios Padre

Una de las formas como Dios ha manifestado su anhelo de sostener una relación personal con su pueblo es a través de su descripción de sí mismo como “Padre”. Esta concepción de Dios como padre está mejor desarrollada en el Nuevo Testamento que en el Antiguo; aparece 65 veces en los tres primeros evangelios, y más de cien sólo en el Evangelio según San Juan. El Antiguo Testamento identifica a Dios como Padre sólo 15 veces (generalmente relacionado con la nación o el pueblo de Israel).

Los aspectos particulares de la paternidad que parecen resaltar son:

a) La creación (Deut. 32:6)

b) La responsabilidad de redención (Isaías 63:16)

c) La labor de artesanía (Isaías 64:8)

d) La amistad de familia (Jeremías 3:4)

e) El transmitir una herencia (Jeremías 3:19)

f) El liderazgo (Jeremías 31:9)

g) La honorabilidad (Malaquías 1:6)

h) Castigar las transgresiones (Malaquías 2:10,12)

También se habla de Dios como Padre de ciertas personas en particular, especialmente de los monarcas David y Salomón. En cuanto a ellos, Dios Padre está dispuesto a castigar el error (2 Samuel 7:14); al mismo tiempo que es fiel en su amor hacia sus hijos (1 Crónicas 17:13). Por encima de todo, Dios Padre promete ser fiel para siempre, y estar dispuesto a participar en el proceso de la paternidad para toda la eternidad

(1 Crónicas 22:10).

Nuevo Testamento.

El Nuevo Testamento presenta una revelación mucho más clara del Dios uno y trino que el Antiguo. Dios es Padre (Jn. 8:54; 20:17;), Hijo (Filip. 2:5,7; Heb.1:8) y Espíritu Santo (Hechos 5:3,4; I Cor. 3:16).

Zeós

Nuestro término teología se deriva de la palabra griega zeós. Los traductores de la Septuaginta la adoptaron como la expresión que podía traducir de manera adecuada al nombre hebreo Elohim y a sus sinónimos relacionados con él, y en el Nuevo Testamento se siguió entendiendo así

Zeós era también el nombre genérico para hablar de los seres divinos, como cuando los malteses dijeron que Pablo era un dios después de haber sobrevivido a la mordedura de una serpiente (Hechos 28:6). El término se puede traducir como “dios”, “dioses” o “Dios”, según el contexto literario, de manera muy parecida al término hebreo El

(Mt. 2:23; I Cor. 8:5; Gal. 4:8). No obstante, el uso de esta palabra griega no significa concesión alguna a la posibilidad de que existan otros dioses, puesto que el contexto literal no equivale al contexto espiritual.

Padre

El Antiguo Testamento nos presenta la imagen de Dios como Padre; el Nuevo exhibe la forma en que se ha de experimentar de manera plena esta relación. Jesús habla con frecuencia de Dios en términos de intimidad. No hay ninguna oración del Antiguo Testamento que se dirija a Dios llamándole “Padre”. En cambio, cuando Jesús les enseñó a orar a sus discípulos, esperaba de ellos que tomases juntos la posición de hijos y dijesen: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre” (Mt. 6:9). Nuestro Dios es el Padre que tiene todo el poder del cielo (Mt. 26:53; Jn. 10:29), y utiliza ese poder para guardar, purificar, sostener, llamar, amar, conservar, proveer y glorificar (Jn. 6:32; 8:54; 12:26; 14:21,23; 15:1; 16:23).

Abbá

Para Jesús, al título predilecto cuando hablaba de Dios era “Padre”, y lo utilizó 65 veces en los sinópticos y más de 100 en el Evangelio según Juan. “Padre”, presentado en el Nuevo Testamento como patér. Encontramos una excepción a esto en Marcos 14:36, donde se utiliza el término abbá, el término arameo original que era en realidad el que usaba Jesús para dirigirse a Dios.

Pablo llama a Dios abbá en dos ocasiones: “Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama ¡Abbá Padre!” (gr. Ho patér) (Gal. 4:6). “Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de de adopción, por el cual clamamos: ¡Abbá, Padre!”.

En hebreo se invocaba a Dios llamándole Ha’av, y en el arameo usado por los judíos en los tiempos del Nuevo Testamento, Abbá. Ambas palabras significaban “El Padre”, o bien “¡Oh, Padre!”, siendo ambos términos de gran respeto.

Al mismo tiempo, el Espíritu estaría revelando que Dios es verdaderamente nuestro Padre. Este término resulta único por el hecho de que Jesús le dio un calor y una ternura que no se suelen encontrar. No solo caracterizaba bien su propia relación con Dios, sino también el tipo de relación que quería que llegaran a tener sus discípulos.


Jorge Madrigal Q.

911 Salvación,

Rescatando almas para Cristo.

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